«Momentos mayores» – olvidar dónde estacionó su automóvil, qué día de la semana es, o de quién es el cumpleaños, por nombrar algunos – puede ponerlo en situaciones embarazosas. La mayoría de las personas cree que el olvido es una parte natural del envejecimiento. Un estudio publicado en la revista Applied Physiology, Nutrition and Metabolism dice que no tiene por qué ser así.
La función cerebral tiende a fallar con la edad, llevando a los adultos mayores a experimentar el olvido, la confusión y la incapacidad para concentrarse. En general, son normales, pero si ocurren con mayor frecuencia, podría estar en riesgo de padecer demencia o la enfermedad de Alzheimer.
Una disminución en el flujo de sangre a su cerebro, que ocurre gradualmente a lo largo de los años, se considera uno de los factores más comunes detrás del deterioro cognitivo. También puede aumentar su riesgo de apoplejías y enfermedades neurodegenerativas. Dicho esto, aumentar el flujo de sangre a su cerebro podría ayudar a mantener una función mental óptima y prevenir los trastornos relacionados con la cognición.
El estudio mencionado anteriormente analizó los efectos de los arándanos en el flujo sanguíneo al cerebro y, en consecuencia, la cognición. Considerado como un súper alimento, los arándanos son populares no solo entre las personas golosas, sino también entre los que les encanta comer saludablemente. Estas bayas pequeñas son grandes en nutrientes pero no en calorías. Contienen mucha vitamina C y otros antioxidantes que ayudan a optimizar la función celular, fibra que ayuda a prevenir afecciones cardíacas y vitamina K que ayuda a mantener la sangre saludable.
El estudio reclutó a adultos mayores que se dividieron en dos grupos. Un grupo recibió un placebo, mientras que el otro grupo recibió 30 ml de un concentrado de arándano que tuvieron que beber diariamente durante 12 semanas. Después de esto, los investigadores examinaron su actividad cerebral a través de un escáner de imágenes por resonancia magnética (MRI). Los participantes fueron hechos para responder pruebas cognitivas mientras estaban dentro de la máquina.
En esta técnica, llamada MRI funcional, los investigadores pueden evaluar el cerebro mientras funciona. De esta forma, ven qué partes del cerebro se activan cuando se realizan ciertas tareas. También pueden rastrear cómo fluye la sangre dentro del órgano.
El equipo encontró que aquellos en el grupo de arándanos obtuvieron mejores resultados que los del grupo de placebo porque tenían más actividad cerebral. El flujo de sangre a los lóbulos parietal y occipital, las zonas del cerebro que gobiernan la información visual y táctil, condujo a una mejor función cerebral. Además, en comparación con el grupo de control, los individuos del grupo de arándanos demostraron una mejora en la memoria de trabajo.
Los investigadores concluyeron que la administración de suplementos de arándano ayudó a mejorar el flujo de sangre a las áreas del cerebro que se ocupan de la función cognitiva, ayudando a mitigar algunos de los síntomas asociados con la vejez.
Una investigación previa, una publicada en el Journal of Agricultural and Food Chemistry, corrobora estos hallazgos. Esta investigación involucró a adultos mayores a quienes se les dio jugo de arándano silvestre que necesitaban consumir diariamente durante 12 semanas. Los participantes tuvieron un deterioro cognitivo leve.
Al final, los participantes no solo mostraron signos de una mejor memoria y función cerebral, sino que también mostraron un mejor control sobre sus niveles de azúcar en la sangre y una menor incidencia de síntomas depresivos.
Otro experimento, esta vez con niños de entre ocho y 10 años, demostró que los beneficios para el cerebro de los arándanos no son solo para los adultos mayores. A los niños se les dio una bebida con polvo de arándanos liofilizados y se les hizo responder varias pruebas. Se observó que los participantes jóvenes habían demostrado mejoras en el rendimiento y la precisión en cinco pruebas cognitivas diferentes, así como un examen de recuperación diferida que incluía palabras.
Esta función protectora del cerebro de los arándanos se atribuye a las antocianinas, el pigmento que les da a las bayas su rico color azul. Se sabe que estos químicos naturales promueven la circulación cerebral y la comunicación adecuada entre las neuronas o las células cerebrales.